De acuerdo a Federico Campbell, la reseña periodística es un escrito breve e informativo donde se expone un comentario sobre un acontecimiento cultural. El estilo de este breve texto es narrativo y en el mismo se incluyen los datos precisos del artefacto cultural del cual se está hablando (libro, obra de teatro, película, etc) y del lugar donde se presentó, la editorial o la compañía que está a cargo de dicha obra.
Toda reseña debe ser crítica, es decir, en ella debe primar la opinión del autor, que debe ser un experto en la materia. Se debe arriesgar una opinión para orientar al lector sobre la calidad y el contenido de cierto producto cultural. Para ello, el autor de la reseña debe dar elementos que le permitan encauzar su juicio personal.
De tal manera, y pensando en tu reportaje, debes escribir una reseña sobre alguna obra literaria, teatral, cinematográfica o de otra índole, que tenga que ver con tu tema de reportaje. No olvides incluir todos los datos precisos (autor, personajes que participan en el evento -en dado caso-, capítulos de la obra, empresa que edita, empresa que produce, director, año de edición, etc)
Entrega tu reseña para que sea evaluada.
Un ejemplo de la reseña periodística es este texto que con motivo del más reciente libro de Mario Vargas Llosa se publicó en la bitácora agreda. Va el ejemplo para que te des una idea.
EL APOCALÍPTICO VARGAS LLOSA
Desde hace algún tiempo Mario Vargas Llosa
(Arequipa, 1936) viene sosteniendo (en sus ensayos y artículos
periodísticos), que en casi todas las manifestaciones culturales de la
actualidad imperan la banalización y la frivolidad. Su más reciente
libro La civilización del espectáculo
(Alfaguara, 2012) es un conjunto de ensayos que desarrollan esa
premisa, analizando sus manifestaciones en ámbitos tan diversos como el
arte, la política, el erotismo, la religiosidad y las propias
reflexiones sobre la cultura.
Básicamente, lo que aquí se sostiene es que con la fuerte irrupción de
llamada “cultura de masas” (interesada más que nada en proporcionar
entretenimiento a una muchedumbre casi ignorante) se está perdiendo la
“alta cultura” (Mozart, Shakespeare, Freud, Picasso, Sartre, etc.),
aquella que siempre fue producida y consumida por una minoría (la
elite), y que hasta hoy representa los más altos logros de la humanidad.
Las consecuencias de ese cambio van desde la literatura y el arte light, hasta el amarillismo dominante de los medios de comunicación.
Aunque admiramos la minuciosidad e inteligencia de Vargas Llosa al
describir el panorama de la cultura actual, su diagnóstico final no
resulta convincente en absoluto, tanto por el anacrónico elogio de las
elites (¿no es él precisamente uno de los mayores defensores de la
democracia en todo el mundo?) como por su evidente desconocimiento y
falta de empatía con las manifestaciones artísticas más actuales. Más
que un ensayo objetivo e iluminador, este libro es una larga y
apocalíptica racionalización del viejo lugar común de que “todo tiempo
pasado fue mejor”.